Esta parashá nos relata la revelación en el Monte Sinaí que fue el evento histórico más importante, que el pueblo judío vivió. Todo un pueblo, dos millones y medio de personas, fueron testigos presenciales de la revelación de D-s.
Maimónides en Hiljot Yesode Hatora (Leyes sobre los Fundamentos de la Torá) capítulo 8º escribe “…El pueblo no creyó en Moshé por los milagros que hubieron en Egipto, ni por la partición del Mar Rojo, sino creyó en Moshé por la revelación en el Monte Sinaí, porque ellos lo vivieron y no otros, sus oídos escucharon la voz de D-s y no otros…”
No ha habido otro evento histórico en el cual todo un pueblo haya podido llegar al grado de profecía, donde pudieron sentir y vivir la Presencia Divina.
Y este testimonio, es el que marca el episodio más importante de la historia no solamente para el pueblo de Israel, sino para toda la Humanidad.
Podríamos pensar que el pueblo de Israel, después de estar preparándose durante tres días para recibir la Torá, iban a conocer todos los secretos y enigmas de la Creación, sin embargo cuando llegaron al Monte Sinaí lo que escucharon fue preceptos como “…No matarás”, “No cometerás adulterio”, “No robarás”, No prestarás falso testimonio, No codiciarás, Honrarás a tu padre y a tu madre, etc. es decir, mandamientos lógicos que la persona por su lógica podría llegar a ellos.
Por tanto, ¿Cuál fue la aportación de la revelación del Monte Sinaí? Que a partir de este momento, estos valores pasan a ser absolutos. Cuando los valores son relativos, la persona los puede adaptar a su comodidad o a sus intereses personales, pero cuando son absolutos ya no son negociables.
El precepto de “no matarás” constituye el precepto más humano y más lógico, sin embargo, este mandamiento si lo vemos desde una lógica terrenal tiene unas implicaciones, y si lo vemos desde una óptica divina tiene otras.
Por ejemplo, un joven tiene un accidente, es trasladado al hospital y hay que hacerle un trasplante, en ese mismo hospital hay un anciano que ya está en estado terminal. En ese caso, podríamos deducir que hay que extraer el órgano del anciano para trasplantárselo al joven y así este joven podrá sobrevivir. Sin embargo, el Shuljan Aruj determina que “no se puede provocar la muerte de una persona para “salvar a otra” ya que el valor de la vida es sagrado.
También el Shulján Aruj establece que si una persona está agonizando, y alguien le mueve la almohada para acelerar su defunción, esta persona es llamada asesino.
Nos podemos preguntar, ¿qué más da un minuto más o menos de vida? Desde la óptica Divina, cada alma que está en este Mundo tiene una reparación espiritual que realizar. Si nosotros intervenimos y aceleramos la muerte de esta persona, estamos evitando que esta alma cumpla su reparación espiritual en este mundo y cumpla su periodo de estadía en el Mundo, que el Creador fijó de antemano.
Siendo que sólo percibimos el momento presente, y no tenemos una visión de perspectiva, era necesario que los valores, incluso los más lógicos fueran dados por D-s, como valores absolutos.
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