Bereshit 33-1: “Alzó Yaacov sus ojos, y vio que Esav venía con cuatrocientos hombres. Repartió los niños entre Lea y Rajel y las dos concubinas”.
En esta parashá se describe el reecuentro de Yaacov con su hermano Esav. Después de que Yaacov pasa 20 años en Jarán por fin retorna a la Tierra de Israel. Lo primero que hace es buscar la reconciliación con su hermano Esav.
Yaacov sabía que Esav residía en la Tierra de Seir, y por tanto envía mensajeros para comunicar a su hermano que ha regresado, y quiere reencontrarse con él.
Cuando estos mensajeros vuelven, informan a Yaacov que Esav va a su encuentro, pero acompañado de cuatrocientos hombres. En ese momento Yaacov sospechó y pensó: ¿Por qué Esav viene acompañado de cuatrocientos hombres? Con un séquito pequeño sería suficiente si su intención fuera reconciliarse, así que si viene con tantos hombres es para librar batalla.
Y Yaacov temió. Está escrito en la Torá: Bereshit 32-8,9,10,11: “Yaacov tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, en dos campamentos. Y dijo: Si viene Esav contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará. Y dijo Yaacov: D-s de mi padre Abraham, y D-s de mi padre Yitzhak, D-s que me dijiste: Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; me empequeñecí por todas las misericordias y toda la verdad que has hecho con tu sirviente… Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esav, porque le temo”
En la parashá Vayetzé, en el momento que Yaacov parte de la tierra de Israel, D-s le revela que le va a proteger, le va a hacer retornar a la Tierra de Israel y le va a dar la tierra para él y su descendencia. Y si D-s le aseguró protección ¿Por qué temió Yaacov?
Rashí explica que Yaacov temió porque pensó: “… tal vez me empequeñecí por todos los milagros que D-s me hizo en la Tierra de Jarán, y haya perdido el mérito necesario para mantener esa bendición de protección Divina…”
La Torá nos relata que la noche anterior al reencuentro entre Yaacov y su hermano, se quedó solo, y luchó toda la noche contra un hombre. Hay varias interpretaciones. Rashí explica que ese hombre era un ángel, más concretamente, el ángel de Esav.
Maimónides, en cambio, considera que este personaje incognito era Yaacov mismo, y que no se trataba de una lucha física sino de una lucha interna con sus propias dudas. Éste se quedó esa noche reflexionando, llegó un momento en el que las fuerzas del mal le atacaron y le dijeron: “… tú Yaacov, quisiste seguir el camino espiritual, y por eso entraste a tomar las bendiciones siguiendo el consejo de tu madre. Y ¿qué conseguiste con todo eso? Tuviste que marcharte 20 años fuera de la Tierra de Israel, y ahora retornas y ¿qué te encuentras? Que tu hermano te quiere matar. Por tanto, ¿de qué te valió todo ese esfuerzo espiritual, y, todo ese camino que quisiste seguir emulando a tu padre y a tu abuelo?...” Aquí se puede observar claramente, la lucha interna de Yaacov con el propio mal.
Pero cuando llega la mañana, Yaacov puede derrotar al mal, eliminando y sobreponiéndose a esa duda. Es en ese preciso instante Yaacov le pide al ángel que le bendiga, y éste le bendice diciéndole: “…ya no te llamarás más Yaacov sino que tu nombre será Israel, porque luchaste con D-s y con los hombres y has vencido…”.
El significado de la expresión “luchaste con D-s” significa que Yaacov luchó con el pensamiento de “… tal vez D-s me haya abandonado, tal vez no valió la pena todo este camino espiritual que yo elegido, tal vez no fue la elección correcta…”, pero al final por la mañana, luchó y venció, es decir, aprender a ver los acontecimientos como pruebas que vienen a despertarnos, como oportunidades de superación que se nos presentan.
“Ya no te llamarás Yaacov, sino Israel”
Uno de los significados de la palabra Israel es yashar El, esto es, la persona que es recta con D-s, pero también shir- El.
Y por eso Yaacov se transforma en Israel “Shir- el”, el que sabe cantar y agradecer a D-s en todas las circunstancias.
Volvemos a la pregunta inicial. Si viene Esav con tantos hombres es para librar la batalla…
Y Yaacov se preparó para el encuentro por medio de tres vías diferentes:
1º La vía diplomática: como regalos para ofrecerlos a su hermano, así busca la reconciliación.
2º La vía espiritual: mediante Tefilá (oraciones)
3º La vía de la guerra: separó los campamentos por sí llegaba el caso en que tuviera que luchar contra Esav.
Al final ocurre el milagro, y todo acaba de forma amistosa.
Bereshit 33-4: “Esav corrió a recibirlo y lo abrazó, y cayó sobre su cuello, lo beso y lloraron”.
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