Bereshit 37-27: “Vendámoslo a los ismaelitas… convinieron entre los hermanos”.
En esta parashá se narra el trágico acontecimiento de la venta de Yosef como esclavo, y cómo éste acaba en la casa de Potifar.
¿Cómo es posible que los hermanos lo puedan vender como esclavo? ¿Cómo se genera todo este acontecimiento? Yaacov le regaló a Yosef una túnica listada, la cual representaba el liderazgo espiritual. Los hermanos no aceptaron su liderazgo, le envidiaron y se generó el odio.
Yosef sueña y tiene dos sueños:
Primer sueño: (Bereshit 37-7)
Yosef le comenta a sus hermanos que ha soñado que “…estábamos recogiendo espigas en el campo, y con todas las espigas hicimos gavillas y todas las gavillas se prosternan a mis gavillas…” Los hermanos le comentaron”… ¿eso quiere decir que tu quieres reinar sobre nosotros?...”
Segundo sueño: Bereshit 37-10
Yosef le comenta a sus hermanos que ha soñado que “…el sol, la luna y once estrellas se prosternan a mí…” y los hermanos incrementaron la envidia y el odio a Yosef por este sueño.
¿Por qué Yosef viene a provocar a sus hermanos todavía más, contando estos dos sueños?
En realidad, lo que Yosef quiso mostrarles es que sus sueños eran proféticos, y D-s está reconfirmando la decisión de Yaacov de transmitirle el liderazgo espiritual mediante la entrega de la túnica.
Cuando una persona tiene intereses personales, esto le impide ver la realidad, y esta fue la razón por la que los hermanos no pudieron comprender, que Yosef a través de los sueños quería mostrar que había una aprobación Divina sobre la decisión de su padre.
Los hermanos lo interpretaron justo al contrario. Ellos pensaron: “…Yosef, tú lo que quieres es dominarnos; así que antes de que tú nos domines y nos esclavices, te vamos a esclavizar a ti…” Y así fue como los hermanos vendieron a Yosef. De este episodio aprendemos que la envidia y los sentimientos negativos ciegan al ser humano, y hacen que éste pueda justificar lo injustificable y pueda llegar a realizar una acción tan cruel como la de vender a un hermano, y condenarlo a la esclavitud.
En la vida de Yosef se pueden distinguir tres etapas:
1ª Desde su nacimiento hasta los 17 años
Estuvo con su padre en la Tierra de Israel donde estuvo estudiando, cumpliendo los valores espirituales y morales de su familia.
2ª Desde los 17 a 30 años
Durante un año fue esclavo en la casa de Potifar.
Luego, fue calumniado y sentenciado a pasar 12 años en una cárcel en Egipto.
3ª Desde los 30 a los 110 años
Durante esta etapa, que fue la más larga, fue Virrey de Egipto.
Si nosotros tuviéramos que calificar una etapa en la vida de Yosef como hombre de éxito, de seguro que elegiríamos la tercera. No cabe duda, de que ser Virrey durante 80 años consecutivos, llevando el peso de la economía y el resto de decisiones importantes constituye la época gloriosa de Yosef.
Sin embargo, cuando la Torá da a Yosef el calificativo de hombre de éxito, para nuestra sorpresa en la segunda etapa. Está escrito en Bereshit 39-2: “…Y estaba, D-s con Yosef y fue un hombre de éxito”
Por tanto, la Torá califica “hombre de éxito” a Yosef cuando era esclavo.
Y ¿Cómo se puede ser un hombre de éxito en la esclavitud? Para la Torá, la persona con éxito es aquella que pese a las dificultades y los problemas, no cae en la angustia y en la desesperación, sino que mantiene la plenitud, la integridad y la conexión con D-s en todo momento.
La única forma de poder estar conectado con D-s es dominando los sentimientos negativos. Como Yosef conocía este secreto, esto le hacía fortificarse, superarse y luchar para sobreponerse.
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