Shemot 35-1: “Y reunió Moshé a toda la congregación de Israel y les dijo: Esto es lo que D-s ordenó, seis días trabajarás y realizarás toda tu labor, y el séptimo día es sagrado para D-s”.
Rashi explica que Moshé reunió a todo el pueblo el once de Tishrí, al día siguiente de haber traído las segundas tablas, y les ordenó la construcción del Tabernáculo.
Esto lo hizo el día posterior a Yom Kipur, cuando D-s había perdonado al pueblo por la transgresión del becerro de oro.
Moshé antes de comenzar a detallar la orden de construcción del Tabernáculo, les recuerda la importancia del cumplimiento del Shabat.
Y la pregunta que Rashí hace es ¿Si D-s quería que Moshé reuniera a todo el pueblo para ordenarles la construcción del Tabernáculo, por qué comienza hablando del Shabat?
Rashí explica que es para enseñarnos que siendo que el pueblo de Israel estaba entusiasmado con la construcción del Tabernáculo, que es la obra más importante que el hombre puede realizar, aún en esta circunstancia no se podía profanar el Shabat para construir el Tabernáculo y por eso, comienza esta parashá con la orden del cumplimiento del Shabat.
Y de aquí aprendemos una gran lección. Si para construir el Tabernáculo, que es lo más importante, sagrado y sublime, porque representa la posibilidad de hacer residir la Presencia Divina no se podía violar el Shabat; cuánto más cuando se trata de realizar cualquier labor mundana.
El Shabat tiene un valor esencial dentro del judaísmo, es la única festividad que aparece en los diez mandamientos.
Vemos que Yom Kipur, un día tan sagrado y elevado, no aparece en los diez mandamientos. El día de Pesaj, en el que se relata la salida de Egipto tampoco aparece, en cambio el Shabat es el cuarto mandamiento, “Recuerda el día de Shabat para santificarlo”.
La importancia de Shabat deriva de que en este día tenemos la oportunidad de manifestar, testimoniar y expresar que el Mundo tiene un Creador. Al igual que D-s creó el Mundo y en Shabat paró su labor creativa, nosotros imitamos el modelo divino y paramos en Shabat nuestra labor creativa. Cuando nosotros detenemos nuestra labor creativa, estamos expresando y reconociendo que el Mundo tiene un Creador.
Durante la semana, trabajamos y transformamos la Naturaleza, y esa labor creativa nos genera el sentimiento de que somos el centro del Universo, llega el Shabat, y al detener dicha labor, es una forma de liberarnos del sentimiento de que somos el centro de la Creación.
Cuando llega el Shabat, de pronto descubrimos que el Mundo no es nuestro, sino le pertenece a D-s.
El primer mandamiento dice “Yo soy tu D-s que te sacó de Egipto”. “Yo soy tu D-s” representa el concepto de que hay un Creador, “que te sacó de Egipto” nos enseña que él interactúa dentro de la Creación.
Este es un precepto a nivel teórico. A nivel práctico lo expresamos a través del Shabat, cuando paramos nuestra labor creativa en Shabat, lo hacemos para testimoniar que el Mundo tiene un Creador.
El concepto de Shabat no es el descanso, sino, la raíz y la esencia del Shabat es reconocer que el Mundo tiene un Creador.
Por tanto, el Shabat aparece antes de la construcción del Tabernáculo, para enseñarnos que una vez que tenemos la seguridad de que D-s interviene en la Creación, ya podemos construir el Tabernáculo para dar lugar a que la Presencia Divina pueda residir entre nosotros.
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