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Terumá

En esta parashá Moshé Rabenu por orden Divina, según Rashí, el once de Tishrí, después de haber bajado con las segundas tablas el día de Kipur, le pide al pueblo todo tipo de donativos, según sus posibilidades, con el objeto de construir el Tabernáculo, y así poder cumplir con la orden de D-s: “…y meharéis un Tabernáculo, para que yo pueda residir entre vosotros…”.

(Shemot 25-8)

La finalidad del Tabernáculo era atraer la Presencia Divina a ese lugar. Cuando el pueblo de Israel vivió la escena del Monte Sinaí tuvieron una experiencia única, todo el pueblo llegó al nivel de profecía, de conexión y comunicación directa con el Creador.


El pueblo quería mantener viva toda esa vivencia, y el Tabernáculo representaba esa posibilidad para que cuando una persona entrara allí pudiera sentir esa luz espiritual semejante a la que emanó del Monte Sinaí.


Y por eso en el Pirké Avot, libro de Ética Judía, está escrito que “diez milagros continuos había en el Tabernáculo” para mostrarnos que la Presencia Divina residía allí.


Para ello, era necesario que todo el pueblo se esforzara en la construcción del Tabernáculo. No servía que diez o veinte personas generosas aportaran donativos. Era imprescindible que cada cual participara, según la generosidad de su corazón.


D-s no necesita un Tabernáculo para residir en él, la finalidad era para que todas las personas tuvieran la posibilidad de tener un lugar donde pudieran sentir y experimentar la Luz Divina. Por eso era necesario que tres veces al año (Pesaj, Shavuot y Sucot) se acuda al Templo, y así tener la oportunidad de vivir un estado de plenitud espiritual.


Por eso, cuando se destruyó el Templo, comenzó un periodo de oscuridad, donde la Presencia Divina se ocultó, y ya no tenemos la posibilidad de tener ese sentimiento de cercanía.


Nuestros sabios fijaron el Ayuno del 9 de Av, fecha en la que lloramos por la destrucción del Templo, el alejamiento de la Presencia Divina, y la imposibilidad de tener ese sentimiento de proximidad, como el pueblo tenía hasta ese momento.


Y de ahí que uno de los principales objetivos del Mashiaj es construir el Templo, para que de nuevo esa Luz pueda irradiar en cada uno de nosotros, y así poder percibir la Divinidad de una forma más cercana, poniendo fin a este periodo de ocultación.


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