En esta parashá, la Torá describe como el pueblo de Israel deambulaba por el desierto. ¿Tan importante era la forma de viajar en el desierto, para que la Torá detalle cómo iba cada tribu y como estaba situada?
En el Este acampaban tres tribus. Yehudá, Yisajar y Zebulún; en el Oeste Efrayim, Menashé y Binyamín; en el Sur Reuvén, Shimón y Gad; y finalmente en el Norte Dan, Asher y Naftalí.
Habían tres tribus en cada punto cardinal, y en medio se encontraba la tribu de Leví que portaba el Mishkán (Tabernáculo), y todos los utensilios.
La razón por la cual el Tabernáculo estaba en medio de las tribus, era para que el pueblo sintiera que en el centro de sus vidas tiene que estar D-s.
Toda la finalidad de la construcción del Tabernáculo era hacer residir la Presencia Divina en la Tierra, la cual se proyectaba desde el Tabernáculo, hacia todo el Pueblo que estaba en el desierto.
La tribu de Leví eran los representantes del pueblo a nivel espiritual, ellos tenían la obligación de atender las necesidades del Templo.
Dentro de los Leviim, estaban los Cohanim, que eran los que tenían la obligación de realizar el servicio en el Templo. La tribu de Leví no recibió herencia en la Tierra de Israel, y su misión era netamente espiritual. Tenían que enseñar la Torá, los valores morales y espirituales al pueblo. Y por eso, no es casual que la tribu de Leví fuera en medio, porque viene a ser como el corazón del pueblo, el que da la vida espiritual al pueblo de Israel.
En el libro de Isaías está escrito “… D-s llena la Tierra con su gloria…”, es decir, que D-s está en todo lugar, sin embargo, la intensidad de proyección de Luz Divina que había en el Tabernáculo era diferente. Y por tanto, cada miembro del pueblo de Israel tenía la obligación de venir al Templo tres veces al año, en las fiestas de peregrinación, para poder sentir esa luz espiritual que emanaba del Templo, e impregnarse de ella.
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