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Noaj

Bereshit 11-1, 3,4: “Y era toda la Tierra una misma lengua… y dijeron unos a otros “vamos hagamos ladrillos y cozámoslo al fuego, y dijeron vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, para que no nos dispersemos sobre la faz de toda la Tierra”.

Rashí comenta (Bereshit 11-1) que lo que pensaban los habitantes de esta generación era “…subamos al firmamento y hagámosle la guerra a D-s”. Construyamos una torre que llegue hasta el Cielo, y desde allí podamos liberarnos de la autoridad del Creador, así ya no habrán más diluvios, ni destrucciones, porque no habrá un Juez que intervenga y nos diga lo que está bien y lo que está mal. Y así nos libraremos de las consecuencias de nuestras malas acciones.

La generación de Babel en lugar de decir…vamos a mejorar nuestra conducta, nuestras acciones, para que no hayan más cataclismos en el Universo, dijeron, vamos a eliminar al Juez, para así poder actuar libremente, y hacer lo que queramos.

Lo que aquí la Torá nos quiere enseñar es que para crear una sociedad que tenga viabilidad y futuro, tiene que tener unos valores éticos y espirituales que sean absolutos, que no sean negociables, que no se puedan moldear a nuestra comodidad o intereses, y de ahí la importancia que tiene el concepto del Creador del Universo, que es el que fija los valores absolutos, y las normativas por las cuales tenemos que guiarnos.

La parashá de Nóaj nos indica qué es lo que destruye una sociedad, pero a su vez podemos aprender cuáles son los valores que la construyen.

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