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Parashat Nitzavim: Un pacto que nos incluye a todos

Hay momentos en la vida en los que sentimos que nos encontramos en un cruce de caminos. Parashat Nitzavim nos presenta exactamente esa escena: “Atem nitzavim hayom kuljem” — “Ustedes están hoy todos de pie…” (Devarim 29:9). No es una frase cualquiera. Es una proclamación solemne, casi poética, que resuena en cada generación.

El texto insiste: kuljem — “todos ustedes”. Desde los líderes hasta los leñadores y aguadores, nadie queda afuera. La Torá nos empuja a reconocer que el pacto con Dios no es exclusivo, sino inclusivo. Y aquí emerge la primera herramienta retórica: la anáfora. Una y otra vez, Moshé repite “ustedes, ustedes, ustedes…”, martillando en nuestra conciencia la idea de pertenencia y responsabilidad compartida.

Podría pensarse que la grandeza está reservada a los que tienen títulos o cargos. Pero la parashá quiebra esa ilusión: cada persona cuenta, cada voz tiene un peso, cada corazón se incluye en el pacto. Y ahí está lo conmovedor: incluso quienes no estaban presentes físicamente, “los que están aquí y los que no están aquí hoy con nosotros”, también forman parte. La historia no nos pide permiso para dejarnos fuera; nos arrastra dentro.

La segunda herramienta es la paradoja: somos individuos únicos, con historias propias, pero a la vez inseparables de un destino común. No hay contradicción en esta unión. Como en un coro, cada voz aporta su timbre y color, pero el cántico solo cobra sentido cuando todas resuenan juntas.

Y finalmente, la metáfora más poderosa: “La vida y la muerte he puesto delante de ti… elige la vida” (Devarim 30:19). La Torá no habla de biología, sino de dirección, de sentido, de trascendencia. Elegir la vida significa elegir la conexión, la empatía, el compromiso con la justicia, la fidelidad a nuestra identidad y la fe en el futuro.

En vísperas de los Yamim Noraim, estas palabras adquieren aún más fuerza. Se nos recuerda que no estamos solos, que cada decisión personal impacta en el tejido colectivo. Que ser parte de un pueblo no es un privilegio pasivo, sino un llamado activo.

Hoy, como entonces, estamos de pie. Tú, yo, todos. La pregunta es: ¿qué pacto decidiremos renovar?

Que sepamos elegir la vida, juntos.

 
 
 

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