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Parashat Koraj

Tras la rebelión de Koraj, que resultó en la muerte de sus 250 seguidores que buscaban los privilegios del sacerdocio, D’s le ordenó a Moisés que hiciera una cubierta especial para el altar con los incensarios que estos 250 hombres usaron para su ofrenda ilegítima de incienso.

“Di a El’azár, hijo de Aharón el cohen, que levante los incensarios de entre la quema…Los incensarios de estos pecadores, con sus vidas; y que los hagan láminas delgadas, revestimiento para el altar…”.

El propósito de esta cubierta, explicó D’s, era servir como “recordatorio para los israelitas, para que ningún extranjero, que no sea de la descendencia de Aharón, se acerque a ofrecer incienso ante HaShem, y no sea como Koraj y sus seguidores, como HaShem habló por medio de Moisés (‘Beyad Moshé’) (17:5).

Rashí, citando el Midrash, asocia la frase “be-yad Moshé” (“por medio de Moshé” o, literalmente, “en la mano de Moshé”) con un incidente que ocurrió mucho antes, cuando la mano de Moshé se volvió leprosa. Como leemos en Sefer Shemot (4:6) , cuando D’s instruyó por primera vez a Moshé para que fuera a Egipto y guiara a Bené Israel a la libertad, lo equipó con tres “señales” milagrosas con las que probaría al pueblo que en verdad Él era enviado por D’s. Una de estas señales fue que su mano milagrosamente se volvió completamente blanca, y luego recuperó su color normal y saludable. Rashí comenta que la frase “be-yad Moshé” en referencia a la revuelta de Koraj alude al hecho de que los no Cohanim que buscan los  privilegios del sacerdocio son propensos a ser afectados con tzara’at, como la mano de Moshé.

¿Cómo podríamos explicar esta asociación que establece el Midrash entre la rebelión de Koraj y la mano leprosa de Moshé?

Rashí, en su comentario a la Parashá Shemot, escribe (basándose en el Midrash Tanjumá ) que la mano leprosa de Moshé sirvió como castigo por su negativa inicial a aceptar el liderazgo, alegando que la nación no confiaría en él. En cierto sentido, Moshé en ese momento cometió el error opuesto al de los seguidores de Koraj.

Se negó a aceptar un puesto de liderazgo que le fue asignado, mientras que los seguidores de Koraj codiciaron y exigieron los derechos a una posición que les estaba vetada. Moshé se consideró indigno o inadecuado para un puesto prestigioso para el cual estaba destinado, mientras que el grupo de Koraj insistió en que merecían un puesto reservado para otros.

El Midrash quizás busca transmitir el mensaje de que debemos evitar ambos errores. No debemos codiciar roles y puestos que están fuera de nuestro alcance, que no son para nosotros, ni rehuir responsabilidades desafiantes que somos capaces de asumir.

Nuestra mano —símbolo de nuestro potencial, de las contribuciones que podemos hacer— se vuelve leprosa, pierde su fuerza y vitalidad cuando nos negamos a asumir roles que deberíamos asumir, y también cuando buscamos roles para los que no somos aptos. Todos debemos intentar, en la medida de nuestras posibilidades, determinar cuidadosamente nuestras fortalezas y talentos y comprometernos a maximizar nuestro potencial, sin declinar perezosamente ni distraernos con la búsqueda de objetivos que no deberíamos perseguir.

 
 
 

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