En esta parashá la Torah nos habla de la libertad de elección: “…Mira yo pongo delante tuya la bendición y la maldición” (Debarim 11-26)
Maimónides en las Leyes del Arrepentimiento- cap. 5- Halajá 1 escribe que uno de los principios fundamentales de la Torá es la libertad de elección. “Todo hombre goza de libre albedrío, si quiere ir por el buen camino y ser un hombre piadoso, es libre para ello, si quiere ir por el mal camino y ser un malvado es libre para ello. Todo hombre puede ser piadoso como Moshé Rabenu o malvado como Jeroboam. Nadie lo obliga, nadie se lo decreta, sino que el mismo por su propia determinación, va por el camino que elige. Es lo que dice Jeremías, en Lamentaciones 3-38: “No es de boca de D-s que se halle el mal o él bien.
D-s nos dio la oportunidad de ser escultores de nuestra alma para darnos mérito. Esto implica, que la libertad de elección es lo que nos da el mérito.
Sin libertad de elección seríamos robots y no tendríamos mérito. D-s quiso que a través de nuestro desarrollo espiritual termináramos la creación de nuestra alma, que D-s dejó incompleta.
Como escribió Rav. Yosef Caro en el libro Maguid Mesharim “… ¿qué es lo que nos aporta este Mundo terrenal que no teníamos en el Mundo espiritual? ...” Terminar nuestra creación por nuestro propio esfuerzo y ser merecedores de apegarnos a la Luz Divina por nuestro mérito.
Fue un acto de misericordia del Creador de crearnos libres, y darnos la posibilidad de que seamos nosotros quienes terminemos la creación de nuestra alma. De la misma manera , que D-s es Creador, nos confirió la oportunidad de que seamos creadores de nuestra creación.
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